Sopor matinal

Guitarra en mano, Hayden salió a los terrenos de Hogwarts con un poco más de ansiedad que de costumbre. Aún estaba algo molesto por el incidente en la lechucería y, esa precisa mañana, necesitaba con bastante urgencia ese momento de paz que se dedicaba a diario cerca del lago. Necesitaba relajarse..., pensar en otra cosa...

Más tarde le pediría a su hermana que le prestara su lechuza, porque...

"Ya basta", pensó, harto. "Ni que fuera tan urgente."

Cerrando los ojos, tocó con pereza algunos acordes tranquilos; la tímida insinuación de una melodía.

Hacía no mucho que acababa de volver a Hogwarts y ya extrañaba las vacaciones. No quería pensar que se aburría, pero lo cierto era que por momentos deseaba volver a casa.

Sus pensamientos volvieron a rondar cartas y lechuzas.

Dejó de puntear las cuerdas y, suspirando con tedio, se recostó contra un árbol con la guitarra en su regazo, olvidada.
Ladeó la cabeza y observó distraídamente la amplia e inmóvil superficie del lago, durante varios segundos... ¿O fueron realmente minutos...? ¿Cómo saberlo?

Sabía que no tenía mucho sentido levantarse temprano sólo para acabar durmiendo en otro sitio, pero lo que importaba era que había logrado dejar la mente relativamente en blanco.

Sus ojos comenzaban a cerrarse...

Estaba en la sala común leyendo un buen libro pero la verdad me aburría de leer, así que me levante de mi asiento y tuve la idea de ir a conocer el hermoso y bello lago de Hogwarts.
Abrí la puerta de la sala común comencé a caminar durante unos 20 minutos por lo menos y hasta que por fin llegue al famoso lago de que tanto mis padres habían hablado de él, camine hasta dentro del lago hasta que mire a un chico que estaba a punto de tomarse una deliciosa siesta me acerqué silenciosamente para no despertarlo de un infarto me acerqué mas a el estando frente a su cuerpo.
<<hola guapo si interrumpo solo dilo así puedo retirarme y seguir con mi propio camino>>.- le dije sonriéndole tiernamente.

Justo cuando su conciencia estaba a punto de apagarse por completo, el sonido de alguien acercándose devolvió a Hayden bruscamente a la realidad.

No obstante, sólo abrió los ojos cuando la recién llegada le habló.

"Tiene que ser una broma", pensó, todavía medio dormido.

Volvió lentamente la cabeza hacia la chica y la contempló con pereza, mientras su ceño se fruncía como por inercia.

- De hecho, por si no lo notaste, intento dormir -respondió monótonamente-... Así que ten la amabilidad de dejarme descansar.

Dicho esto, nuevamente se acomodó con el rostro orientado hacia el lago, sorprendido de cuánto había mejorado su control de la ira.

* Estaba hace ya bastante tiempo buscando al joven de pelo violeta que habia conocido en la Lechuceria, la pregunta del dia ¿ Como mierda perdias a alguien tan llamativo como ese joven?, Respuesta: Solamente ella.
Con su lechuza en un hombre comenzo a buscar por los terrenos, tenia que encontrarlo y pedirle una gran disculpa, estaba apunto de rendirse hasta que vio a la persona que estaba buscando cerca del lago. Comenzo a correr mas rapido para que el joven no se vaya, pero apenas noto la otra figura que se encontraba con el se quedo congelada.
¿ Ese joven estaba con una chica demasiado cerca de su cuerpo?, me parecia que era una persona diferente por su actitud, pero al parecer no lo era, era como los demas jovenes.
No sabia en ese momento si ir a pedirle igual las disculpas, o no interrumpir a la pareja *

* Luego de unos segundos se armo de valor y se acerco *

emmm...Disculpa... Hayd... * la joven trato de hablar con el joven para que este la mirara * podriamos hablar?? o acaso interrumpo el momento con tu novia? * dijo mirando aun a la joven qe estaba cerca del chico, la joven Wolfheart habia confundido totalmente las cosas *

.- o lo siento entonces me retiro no quiero interrumpirte en tus sueños.- *cuando me iba a ir mire a una chica escuchándola que me decía novia*
-¿Qué estás loca yo novia de él solo quería conversar un rato pero si quieres estar con el a solas yo no lo interrumpo así que su permiso me retiro, no estoy para que ninguno de los dos me trate así solo quería conocerlos y listo permiso-. * camine sin mirar hacia atrás me fui en dirección al castillo de Hogwarts dejando a los tortolos solos*.

Al oír la voz de la niña de la lechucería, la reconoció al instante. Deseó poder arrojarse al fondo del lago y dormir ahí hasta que atardeciera...
De no estar de tan mal humor, se habría reído de su absurda ocurrencia.

Entonces oyó a la otra chica contestar acaloradamente, y le quedó claro que si pretendía echarse una siesta, no podría hacerlo precisamente ese día.

"¿Esto es un complot o qué?"

A regañadientes, finalmente se incorporó y, cruzando los brazos sobre la caja de la guitarra miró a la Gryffindor arqueando las cejas.

- ... Otra vez tú... ¿Qué quieres? -preguntó resignado a dejar su siesta terapéutica para otro momento.

* Al parecer por la reaccion de la joven de cabellos oscuros no eran para nada pareja, me quede petrificada por unos minutos al ver como la chica se ofendia y se iba, simplemente ese no era mi mejor dia, nadie soportaba esa mañana a la joven leona.
Con algo de cansancio se sento en el cesped, sin prestarle atencion al joven Ravenclaw el cual era el motivo por el que ella estaba en ese lugar, hasta que escucho su voz, provocando de que la chica fijara la vista en el *

etto... * pudo notar aunque el joven no lo demostrara que no estaba de bueno humor * solo queria... bueno... yo queria... * ¿que pasaba? , ¿acaso no podia hablar bien? * " vamos Natalie habla de una vez! " * penso * Se que nos conocimos de una forma muy incomoda para ti... * dijo tratando de armar bien la frase para dirigirse al joven y pedirle disculpas * y como vi que tenias una carta en la mano, cuando ya habia formado ese lio en la lechucearia ... solamente queria prestarte mi lechuza... * dije mostrandole la lechuza dormida, mientras sonreia dulcemente * debe ser una carta muy importante...

Podía ver en su mirada que la Gryffindor le estaba siendo sincera, y que aquella era su manera de pedirle disculpas.
Se sentía un blando por estar olvidando su enojo hacia ella tan rápido, pero era que al verla sonreír así, no podía evitar acordarse de su hermana menor.
Lo que realmente lo incomodó fue que hubiese notado lo de la carta. ¿Era tan obvio?

Mortificado, sintió que la sangre le subía al rostro.

"No, eso no; no seas imbécil. No es para tanto", pensó. Pero, sabiendo que ya se había ruborizado, intentó calmarse mirando al cielo.

Apartando unos pocos mechones violáceos de su cara que aún lucía un ligero tinte rojizo, respondió:

- Te lo agradezco, pero no es necesario... Usaré la lechuza de mi hermana. Además..., no sé si pueda confiar en la tuya.

Miró a la narcoléptica lechuza con una mezcla de desconfianza y curiosidad.

* La lechuza seguia durmendo, hasta que sintio que alguien estaba mirandola, una mirada que la incomodo, abrio sus ojitos y se dio cuenta de los ojos grices del chico de pelo violeta posados en ella,al notar eso comenzo a amenazarlo con la mirada *

es una gran lechuza, nunca me a fallado... * dijo la joven mientras notaba que el rostro del joven se ponia totalmente colorada * oye estas enfermo? * dijo mirandolo todo colorado como si tuviera fiebre, puso su frente junto a la de el, para tomarle la temperatura *mmmm... no estas con fiebre al parecer * dijo apartando su frente de la de el, para meter la mano para comprobar mejor si era que tenia fiebre, pero nada *
acaso te hara mal el sol? pero no esta tan fuerte... * si , una joven bastante ignorante era la joven de cabellos negros para no darse cuenta *

Hayden sintió la frente de la chica sobre la suya propia, luego su mano revisando su temperatura, y como automáticamente, se apartó de ella echando la cabeza unos centímetros hacia atrás.

- ... Estoy bien -replicó, lacónico, aunque sólo ocultaba su desconcierto.

La Gryffindor lo observaba, todavía con algo de preocupación reflejada en su rostro inocente.

"Definitivamente se parecen... Es bastante... extraña", pensó el metamorfomago. "Qué día estoy teniendo."

* Me lo quede observando por un instante, al parecer por sus palabras cortantes no habia decidido perdonarme, o si lo habia hecho no se notaba, la unica en hablar en esa situacion era yo.
Pensaba que si traia a su lechuza podia conseguir su perdon *

bueno, si tu lo dices... * dije con una media sonrisa mientras dejaba a mi lechuza a su lado, la cual segui mirandola con mala cara *
debes estar muy cansado, y yo molestandote jaja * largue una carcajada para luego levantarme *
te dejo descansar tranquilo Hayd...* dije subiendo a uno de los arboles que estaban mas cercanos al lago * que sueñes bien * dije posando mi mirada en el lago para poder dejar de molestar al chico *

Aquellas palabras hicieron resonar en su memoria una frase familiar a la que el tiempo y el estar en Hogwarts volvían, en cierta forma, algo lejana.

Disculpa... No quise molestarte.

Sintió algo de nostalgia mezclada con culpa.
De algún modo aquellos que se acercaban a él tendían a pensar que se ofendía con mucha más facilidad que la real. Y a veces resultaba tan simple herir sus sentimientos a pesar de haber dicho poco o nada. Siempre había sido así. Con sus padres, con Anima, con Kyle. El idiota de Kyle, que cada vez que lo creía enfadado le repetía lo mismo, como un disco rayado.

Disculpa, no quise molestarte.

Disculpa, no quise molestarte.

No estoy molesto, repetía Hayden a su vez, y ahí era cuando de verdad empezaba a irritarse. Pero por algún motivo, Kyle era el único al que nunca le había quedado claro ese aspecto de su personalidad. Tal vez porque no era de la familia. Era eso, o a su amigo realmente le gustaba mucho pedir perdón.

Por eso no pudo evitar acordarse de él al escuchar a la Gryffindor.
Era casi cómico; trataba con tan poca gente que cada vez que conocía a alguien le era inevitable compararlo con su familia o su único amigo, que para colmo de males era un muggle, ergo, estaba condenado a no pisar Hogwarts en toda su vida.

De modo que las palabras escaparon de entre sus labios como una respuesta automática; algo que su cerebro, en realidad, había programado especialmente para esos momentos en que a Kyle se le ocurría ser más estúpido que lo normal:

- No estoy molesto.

Se sintió un poco extraño, diciéndole eso a alguien que no era él, cambiando la rutina. Pero no dejó que eso lo detuviera, y agregó con franqueza:

- ... Gracias.

Si bien seguía algo adormilado, en su interior algo lo impulsó a reacomodar la guitarra sobre su muslo; sus dedos se movieron instintivamente hacia las cuerdas.

A orillas del lago solitario, una melodía comenzó a cobrar fuerza.